Descripción: En relieve, sobre el portal sur del crucero, al igual que las imágenes de la
Anunciación, ahora conservadas en un museo de la ciudad. Circular, trinitario, de ocho brazos lisos con remate de hojitas en los
extremos, aro marco de contarios entre filetes. Los haces de hojas carnosas formando el lecho de los sectores interiores del disco,
y el enmarcado en recuadro, con adornos flordelisados de tallos, piñas y hojas en los cuatro trián-gulos que se forman en las esquinas,
son dos novedades notables, de las que la segunda se vera también en algunos ejemplares próximos ilerdenses. El anagrama se forma con
tildede cruz debajo de la P, roseta central de anillo liso, y letras capitales todo muy elaborado; Alfa y Omega desgajadas del brazo
correspondiente, S adornada con filetes y diminutas ondulaciones, y dos más G y L sobre los respectivos brazos inferiores del aspa (X).
Estas letras han sido objeto de interpretación poco meditada al pretender hacerlas coincidir con las iniciales del obispo fundador
Gombaldo (Gombau) de Camporrells, cuando realmente son la firma del importante maestro que ejecutó la pieza: Gilbertus, lapidarius.
Las semejanzas del grupo escultórico añadido (ángel, crismón, y Virgen) a esta puerta con la imagen pétrea de Solsona, los acercan a
la misma mano ejecutora, a la par que la tremenda aproximación de la pieza con las primitivas aragonesas, retrotrae su ejecución a
mediados del s. XII, como elemento perteneciente al primígeno templo de Santa María la Antigua, desde donde se trasladaron las piezas,
posiblemente a fines del s. XIII, al empezar las obras del claustro gótico, estando consagrada y en uso la catedral, al perder su
utilidad en la anterior iglesia. Su disposición en la fachada, independiente y discordante en escultura con los capiteles del portal,
lo confirma.Nos encontramos ante un claro ejemplo de la importancia del crismón medieval español en la determinación de dataciones de
obras y relación de canteros y maestros con la ejecución de las mismas. |
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Relaciones: La liberación de Lérida del poder musulmán, en 1149, llevada a cabo por Ramón Berenguer IV,
con el apoyo del conde de Urgell, fue un acontecimiento importante. La participación aragonesa en la conquista y posterior gobierno
eclesiástico de la ciudad es indiscutible, y los recuerdos de anteriores fracasos y desastres debieron influir en la actitud y
simbolismo de las conmemoraciones. La inmediata habilitación de la mezquita mayor como iglesia de Santa María la Antigua),
provocó las reformas y obras nuevas entre las que se incluye el grupo de piezas en que se halla el crismón. La efervescencia
constructiva viene constatada por la aparición de nueva planta de las iglesias de San Vicente (1154), San Andrés (1158), San Rufo
de Aviñon (1165), etc., en un período de tiempo sorprendente, por lo breve. La participa-ción de maestros constructores extranjeros
está probada. Conviene recordar que en los documentos de la cancillería de Ramón Berenguer IV, se seguía usando el crismón trinitario
en los encabezamientos de los escritos, lo cual presupone que el signo les era familiar y sentido |