Monasterio de San Juan
Circular, trinitario, de ocho brazos de doble mediacaña y patados en los extremos, aro marco perlado entre filetes. Roseta central de disco con perlitas. Alfa y Omega desgajadas, semejantes a las del jaqués de la catedral, con excepción de pender de los brazos del aspa (X). S grande y abierta. Enmarcado en un arco de bisel prolongado por los lados, a modo de tapa de nicho.
El panteón de nobles se inicia hacia el último tercio del s. XI, y toma auge al consagrarse la iglesia. Los primeros personajes de alta consideración de los que tenemos noticia como enterrados en él son, el rey Ramiro I y la reina Ermesinda, en abril de 1083, aunque con anterioridad (hacia 1060) ya se enterraban personas notables en el monasterio, posiblemente en el claustro prerrománico. Consta de dos filas de nichos, en la superior, homogéneos en medida y decorado, con la cruz de Iñigo Arista y guardapolvo taqueado sobre cariátides en los centrales; en ella estan las primeras inhumaciones, puesto que se fecha un óbito en el año 1082 -12 años antes de consagrarse la iglesia alta- lo que hace suponer, el traslado posterior de los restos -práctica frecuente- o enterramientos anteriores. La costumbre alcanza hasta el s. XIV. La fila baja donde están los nichos cubiertos con crismones, muestra en el centro cinco hornacinas mayores distintas del módulo general, que pudieron estar reservadas para personajes de mayor relevancia; han perdido el guardapolvo de nacela con bolas pero las tapas son piezas antiguas. La utilización de este tipo de losa debió ser común en S. Juan de la Peña durante la segunda mitad del s.XII y todo el s.XIII, aprovechando viejos tímpanos de la comarca, de iglesias desaparecidas. Es común ver aún crismones semejantes en lugares inadecuados o sueltos con formas de tapa de nicho adaptadas, tales como los de Asqués, Centenero, Navasa, etc. en zonas muy próximas al monasterio y que tuvieron con él dependencia.
